Todo había ocurrido demasiado rápido.Unos días atrás, decenas de manos buscaban las mías para felicitarme por el gran trabajo de mi exposición.
Y ahora, me encontraba solo en una ciudad desconocida.
Sin darme apenas cuenta, el destino me arrastraba por un camino que yo no había elegido.
¡Me había esforzado tanto en conseguirlo!
Respiré hondo, siempre lo hacia, me relajaba.
Me ayudaba a pensar en seguir adelante y sobreponerme ante situaciones que parecieran no tener solución.
Así asumí todo lo que me estaba pasando, al fin y al cabo, mi obra se encontraba en Madrid y eso iba a significar un pequeño empujón a mi carrera.
Eso creí yo.
Al día siguiente se inauguraba "OTRA CIUDAD ES POSIBLE" y aun no había localizado la galería:
C/Alameda Nº 7.
Busqué en un callejero la dirección, estaba muy cerca.
Desde la terraza se podía obsevar una plaza donde, el bullicio era tal que, a pesar de encontrarme en un 9º piso, podía escucharse.
Gente en las terrazas de los bares, coches y unas obras cercanas, se propagaban por el ambiente, se agarraban a la fachada y trepaban hasta colarse en la casa.
A pesar de todo el alboroto, pude apreciar el tic-tac del viejo reloj de péndulo de mi abuelo.
Siempre lo llevaba conmigo.
Faltaban unos segundos para que las agujas marcaran las 21:30 cuando, el reloj se paró.
Y al igual que el reloj, todos los ruidos que escasos segundos invadían la casa se esfumaron.
Todo quedo sumido en un silencio ensordecedor, me pitaban los oídos.....era un silencio...doloroso; y de pronto un fuerte estruendo se adueño del silencio de la noche.
Aquel ruido provenía de la calle, así que salí a la terraza y.....me sobrecogí.
No, no era posible.
Una torre emergía de las entrañas de la tierra y se elevaba hacia el cielo nocturno a una velocidad espasmosa.
Unos instantes después, el ruido ceso y la torre de ladrillo negro quedo iluminada por la luz de la luna y las farolas que desprendían una luz anaranjada, dándole a la torre un aire terrorífico.
El reloj seguía parado y en la calle no se apreciaba vida alguna.
Tuve una sensación extraña, como si el mundo hubiese dejado de girar, no habían ruidos, ni viento, nada de nada, solo silencio.
Silencio y una torre que había surgido de la nada que se coronaba sin permiso en algún punto de la ciudad muy cercano a donde yo estaba.
Tarde unos minutos en reaccionar, quizás por el miedo, quizás por lo extraño de lo que estaba ocurriendo, pero esa torre.......me resultaba familiar.
¿Donde la había visto?....
No pude creerlo, esa torre....era exactamente la misma que una de mis piezas de la exposición pero......
¿Como?